Descripción
«Apocalipsis” es, en sí mismo, un término sugerente, un vocablo lleno de connotaciones harto expresivas en nuestro idioma castellano actual, y sobre todo apocalípticas, dicho sea, con toda la seriedad que el tema exige. No es para menos: cuando el Diccionario de la Real Academia Española le da las definiciones de:
“Fin del mundo” o “situación catastrófica, ocasionada por agentes naturales o humanos, que evoca la imagen de la destrucción total”.
Comprendemos perfectamente lo que estamos diciendo. Incluso el séptimo arte se hace eco de este peculiar significado cuando nos presenta producciones que tienen por título X-Men Apocalypse, Apocalipsis (basado en la novela homónima de Stephen King), Apocalipsis nuclear, Apocalipsis zombie, y un largo etcétera en el que el sustantivo en cuestión se entiende como sinónimo de una conmoción sin precedentes que implica el fin de todo cuanto existe o de todo cuanto conocemos. Nada de extraño tiene que para muchos de nuestros contemporáneos se haya convertido en una palabra de pésimas connotaciones, de esas que incluso algunas personas supersticiosas preferirían no pronunciar, por si acaso.
Pero tal no es su sentido original. De hecho, tanto en la lengua castellana como en otras de nuestro entorno constituye un préstamo con un origen muy claro: se ha tomado del título que ostenta el último libro del Nuevo Testamento, el llamado Apocalipsis de San Juan, escrito por demás, interesante y que, lejos de infundir terror o dibujar cuadros catastrofistas, se compuso, como veremos en las páginas que siguen, con una finalidad completamente distinta: transmitir esperanza a los creyentes atribulados y con ellos al conjunto del género humano.
El libro del Apocalipsis ha despertado la atención de los creyentes prácticamente desde que vio la luz. Son famosas las disputas que se mantuvieron en la Iglesia de los primeros siglos de la era cristiana sobre su autoría y su canonicidad. Hubo Padres de la Iglesia que desde el primer momento sostuvieron la autenticidad apostólica de esta obra y la consideraron como Escritura Sagrada al mismo nivel que el resto del Nuevo Testamento . Pero algunos otros la rechazaron de plano y la relegaron como espuria, básicamente por dos razones: su autoría discutida y su mensaje, que ciertos sectores del cristianismo de la época consideraban incompatible con el evangelio de Cristo, amén del hecho de que el Apocalipsis era uno de los escritos favoritos de ciertos grupos marginales dentro del ámbito cristiano dados a la exaltación y al sectarismo escatológico.
Prólogo
Introducción
Primera Parte
La visión del Hijo del Hombre
Los menajes a las siete Iglesias de Asia Segunda Parte
Adoración Celestial
El Cordero inmolado
Los siete sellos
Paréntesis de Salvación
Las siete trompetas
Paréntesis de proclamación
Paréntesis de Esperanza
Tercera Parte
La mujer y el Dragón
Las dos bestias
Anuncio del fin
Las siete copas
Babilonia la Grande
Cuarta Parte
La parusía
El milenio
El juicio final
Quinta Parte
La tierra nueva
Epílogo
Bibliografía
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